Caminando por el Parque Natural de Cabo de Gata, entre el Faro de Cabo de Gata y San José llegamos hasta el acantilado de la Vela Blanca, situado unos 200 metros de altura y coronado por un faro.
Se trata éste en realidad de la mitad de un primitivo volcán submarino, y el nombre le es debido a que en su pie nos encontramos con una duna fosilizada con forma de vela que contrasta de forma rectangular con el oscuro volcánico del acantilado.
En la cúspide del promontorio existe una antigua torre vigía
Cuenta la leyenda que la “Vela Blanca” era confundida habitualmente confundida con un velero por el resto de los navíos, quedando estos enclavados entre los arrecifes.
Antes de llegar al promontorio, descubrimos rincones tan atractivos como una cala arena, la piedra del agujero o la espléndida Cala Rajá, donde se hace inconfundible por existir un llamativo peñón blanqueado.
Nos llamará la atención, el arrecife del debo, una antigua chimenea volcánica que se alza como un majestuoso aviso para navegantes, en su proximidades y sólo accesible por barco, se encuentra la mítica cueva donde se refugiaba hasta hace bien poco, una colonia de focas monje. Su presencia en estos paisajes dio lugar a la denominación del cercano arrecife de las sirenas, ya que a este tipo de foca se le denomina “sirenas”.
También dice una leyenda, que se trataba de “lobos marinos” que atacaban al hombre para evitar que se hiciesen con las piedras preciosas que había en aquella cueva.
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